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D.
Enrique Crespo Calatrava
Ilmo.
Sr. Diputado de Cultura
Comité de Honor
Hay
cosas en la vida – conceptos, situaciones, sentimientos,
entre otras- que se muestran emparejados, por lo general. Blanco/pulcritud;
Avión/Velocidad; Mujer/maternidad, etc. De ahí
que sea muy sencillo sacar rápidas conclusiones, que
a veces pueden resultar erróneas, por la precipitación
con que se obtienen pero que sirven para entendernos y que resumen
perfecta y rápidamente lo que se quiere expresar. Este
es el caso, por ejemplo, de las palabras VALENCIA y MÚSICA,
que suelen ir casi siempre asociadas, al menos mentalmente.
Son, así, complementarias. La una no tiene sentida sin
la otra.
De esta forma se asocia el mes de julio y la geografía
para servir de escenario, un año más, para que
nuestra ciudad sea el lugar de encuentro, la cita anual ineludible
y el marco incomparable de un certamen musical, que ya es un
referente en el mundo entero. Por una parte, los músicos
y por la otra los ciudadanos y los habitantes de la villa acogedora
que así abre sus puertas, sus calles y sus brazos a estas
manifestaciones singularísimas, únicas. La unión
se produce de forma elocuente y mágica, de manera instantánea
y plena. Como un acto de amor: generoso y sin pedir nada a cambio.
Es así como la música, su fuerza interna, y la
significación de sus acordes van produciendo en todos
los melómanos, y en los asistentes en general, un reencuentro
con las hondas raíces de cada cual, que mezcla y combina
afecto, unión y vitalidad entre los pueblos, tanto los
más cercanos como los más alejados. Los clásicos,
los más remotos, pero también las músicas
más nuevas se van encontrado gracias a las interpretaciones
de unos expertos músicos que se intercambian conocimientos
y vivencias. Todo ello hace que en estos días se obtengan
las mejores experiencias humanas y personales. Y así
la música resuelve conflictos y tiende manos, puentes
de comprensión, afectividad y solidaridad.
La música tiene vocación inequívoca de
comunicación, es la luz verde para sellar los acontecimientos
más íntimos y facilita, reforzando, los lazos
comunes entre los habitantes próximos o alejados, sean
de nuestra cultura o de otras procedencias. Preguntad y veréis
como la respuesta musical es la más acorde y la más
universal. Por algo será.
Nuestro deseo es, pues, que de nuevo y gracias a estos días
de unidad entre la música y los sentimientos el mundo
pueda vivir con horizontes más amplios, más festivos
y más cercanos para que olvidando las forzosas diferencias
encontremos en ella la diversidad la entrega y la generosidad
que las personas tolerantes se pueden y saben dar, a través
de la expresión musical. Valencia sabe hacer todo ello.
Una vez más es el reto de unión que tenemos y
que vamos a cumplir.
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